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Nos enfrentamos ya no solo ante el problema de reducir en nuestras actividades las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y tomar otras medidas para contrastar el calentamiento global de nuestro planeta, sino también sus efectos. Un calentamiento que ha producido un cambio climático asociado, a parte de aumentos en la temperatura, con escasez de aguas algunas veces y otras con inundaciones. Un asunto crítico y de preocupación por sus consecuencias para la vida de los pueblos de la tierra y sus economías. Incluso si llegamos a estabilizar las emisiones de GEI, los aumentos previstos en la temperatura y los impactos asociados, incluido el problema de la disponibilidad del agua y las inundaciones van a continuar presentes durante las próximas décadas. Países y regiones están preocupados y alarmados por estos impactos y han comenzado a adaptar medidas para confrontarse con ello, pero queda mucho por hacer.
Realmente los efectos del calentamiento global en la disminución de las precipitaciones pluviales se venían notando desde décadas en algunos países de África (Níger, Malí, Senegal etc.) provocando sequías y disminución en la producción agrícola y ganadera y con ello crisis económicas y emigraciones.
En las recientes décadas se han vivido también en Europa y otros lugares más eventos con lluvias intensas e inundaciones, sequías y olas de calor. Análisis de los modelos de cambio climático proyectan una exacerbación en la frecuencia e intensidad de estos fenómenos con más inundaciones en el Centro de Europa y escasez en el Sur, pero también con algunas inundaciones por lluvia. Too much water and too little.
Los cambios en precipitaciones, combinado con aumentos en las temperaturas y reducción en las capas de nieve, tendrán impactos sobre la calidad del agua, su cantidad y sostenibilidad. Lo que requeriría a los managers del agua incorporar ya el cambio climático en sus decisiones de planificación e inversión. Existe incertidumbre sobre el grado y la extensión de los cambios en la precipitación y por ello es necesario más conocimiento para los próximos años.
Mejores bases de datos sobre frecuencia, intensidad y efectos de eventos extremos y sobre prácticas de adaptación y respuestas a estos extremos facilitaría el desarrollo de estrategias de adaptación efectivas.
El agua es un sector central crítico tal que sus efectos tienen un efecto de cascada. Los sectores económicos más afectados son agricultura y ganadería, menor potencial de energía hidroeléctrico y agua para enfriar centrales, salud por peor calidad de agua, pesca, navegación y turismo asociado con el agua e impactos sobre la biodiversidad.
La necesidad de investigación sobre la vulnerabilidad de las sociedades y los ecosistemas a los impactos del cambio climático es sentida por muchos países, particularmente por el sector del agua.
Desde una perspectiva de desarrollo sostenible, la primera prioridad en adaptación de estrategias debería ser disminuir la vulnerabilidad de la gente ante eventos hidro- meteorológicos extremos, defensa ante situaciones de inundaciones y escasez de agua, lo que conlleva políticas de investigación, desarrollo institucional, inversiones técnicas, plannings espaciales y medidas reguladoras.
Una segunda prioridad debería proteger y restaurar ecosistemas que suministren superficies de tierra críticas necesarias y recursos de agua y servicios. Una tercera prioridad debería ser cerrar la laguna entre suministro de agua y demanda con acciones que reducen la demanda (nueva cultura de ahorro en el consumo, tecnologías de ahorro, eficiencia en la distribución, sistemas eficientes de irrigación). En general los impactos del cambio climático pueden ser limitados por cambios estructurales y tecnológicos y/o cambios en la legislación reguladora y cambios institucionales.
Las estrategias para dirigir estas prioridades incluyen también compartir gastos de pérdidas e inversiones, educación, publicidad y participación de la sociedad civil y del sector económico privado. Medidas de adaptación exitosas requieren también coordinación e interacciones entre niveles gubernamentales múltiples: intencionales, continentales, nacionales, regionales y locales. La implantación de cualquiera de estas estrategias necesita tiempo, especialmente si cambios sustánciales son necesarios.
Por último, es necesario destacar, que las políticas de adaptación para aliviar escasez de agua incluyen más inversiones en energía, por ejemplo para las plantas de desalinización y transferencia de agua por bombeo. Mejorar la calidad del agua mediante una depuración de la contaminación requiere también a menudo energía. Los esquemas de manejo de tierras para proteger las cuencas de los ríos y el uso y transferencia de tierras para almacenar agua con el fin de aliviar las inundaciones también consumen energía. Prácticas que tienen sus implicaciones en las emisiones de GEI. Por ello, es necesario mitigar estas emisiones. Se deben enlazar las políticas de labores de adaptación del agua y otros al cambio climático con las políticas de mitigación de las emisiones de GEI durante los labores de adaptación y no por separado como suele ocurrir ahora.
Dr. Mahmoud Rabbani ( is a scientist who works in environment affairs for Goverment)
Es científico que trabaja en asuntos de medio ambiente.
* This article has been published in Spanish press
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