Transporte limpio: Todos los escenarios explorados por la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA en sus siglas inglesas) señalan que el sector transporte seguirá siendo una difícil área para reducir emisiones. Se estima que las emisiones de CO2 del transporte van a continuar a crecer bajo todos los escenarios hasta 25-28% por encima del nivel de 1990 para el año 2030. Ello se debe a un constante aumento en la demanda de transporte terrestre de pasajeros y de vuelos. Tampoco nadie podría plantear restringir o prohibir el uso de coches individuales en contra de la libertad personal.
Así, una contribución importante para reducir el efecto invernadero sería mediante un cambio eficiente, económico y aplicable en los medios de transporte con vehículos de energías limpias y eficientes (clean and energy efficient vehicles). Un nuevo modelo que podría servir de referencia para otros países, especialmente en desarrollo, a seguir según sus circunstancias en vez de un modelo contaminante y con emisiones de efecto invernadero. Se podría sustituir trenes que funcionan con diesel por otros que funcionasen con electricidad. También se pueden sustituir autobuses de diesel y gasolina por medios públicos que funcionasen con electricidad. Trenes eléctricos y tranvías podrían sustituir en parte el transporte en coches. Los coches con motor híbrido de electricidad y otra fuente energética pueden sustituir coches de derivados del petróleo. Coches eléctricos pueden ir ocupando mayor lugar, al ir avanzando en la tecnología de los mismos y en los modos y técnicas de alimentación eléctrica de los mismos. Todo ello iría también en paralelo con una mayor producción eléctrica de energías renovables o mediante combustibles fósiles ( petroleo, carbono y gas) capturando y almacenando el CO2 emitido. Bicis pueden ser usadas como medios de transporte en vez de vehículos de todo tipo.
Imaginemos nuestras ciudades con vehículos eléctricos que transcurren conectando barrios, distritos universitarios, hospitales, estación de trenes y centro de la ciudad; carriles de bicis para todas las partes de la ciudad; y menos carriles para coches contaminantes con el pago de un canon para circular por la ciudad. Así impulsamos a todos, especialmente las nuevas generaciones, acostumbrándolos, a llevar bicis en vez de conducir coches por la ciudad. Esto mejoraría la calidad ambiental, la salud y la vida social en general en la ciudad.
El uso de coches de hidrógeno podría significar un despilfarro energético. Ya que ello supondría convertir otra fuente energética como derivados del petróleo en hidrógeno- que sería contaminante si no se captura y se almacena el CO2 emitido- o la electricidad en hidrógeno; y este otra vez en energía química con perdida de energía a lo largo de todos estos procesos y en su transporte y almacenaje. Aparte es un gas altamente inflamable y explosivo.
Así no seria más razonable usar directamente una energía limpia como lo es la electricidad. La producción de la electricidad puede ser de distintas fuentes de energía renovables que no tienen un efecto invernadero. También podría ser del carbono, el petróleo y gas dentro de un nuevo panorama de futuro con unas tecnologías disponibles para capturar y almacenar el CO2.
Por otro lado, es necesario señalar que la producción del hidrógeno es una alternativa para el almacenaje de energía eléctrica oleica, solar, hidráulica, geotérmica o de biomasa si no se pueden almacenar, usar o distribuir por razones técnicas o/y logísticas. También podría ser una alternativa para su uso como combustible limpio en vehículos si no existen puntos suficientes, eficientes y practicables de suministro eléctrico para vehículos o en coches híbridos.
Dr. Mahmoud M. Rabbani (PhD in Chemistry)
Ex- Catedrático de Química
Trabaja y escribe en asuntos de Medio Ambiente
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