“Green Deal” : El vehículo eléctrico
La Comisión Europea presentó el 14 de julio una docena de propuestas legislativas que deberían dar cumplimiento al llamado Green Deal (Pacto Verde) europeo de lucha contra el cambio climático, mejorando también así la calidad del aire; entre ellas, una se refiere al fin de los vehículos de gasolina y diesel. Es el plan más ambicioso y detallado del mundo para alcanzar una economía neutra en carbono para 2050, proponiendo grandes cambios durante esta década. Para forzar el tema, Bruselas se ha comprometido por ley a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 55 % para 2030 en comparación con los niveles de 1990. Las propuestas, de ser aprobadas, verían los últimos coches de gasolina o diesel vendidos en la Unión Europea para 2035. Estas propuestas exigen que el 38,5 % de toda la energía provenga de fuentes renovables para 2030; que aumente el precio que se cobra por el dióxido de carbono (CO2) emitido para encarecer cada vez más el uso de combustibles fósiles, y que se ayude financieramente a los más afectados por posibles aumentos de precios. Además, se fijan objetivos obligatorios de eficiencia energética y un mecanismo para penalizar importaciones de bienes cuya producción incumpla las reglas europeas.
Aunque la Unión Europea produce solo alrededor del 8 % de las emisiones globales actuales de carbono, sus emisiones acumuladas desde el comienzo de la era industrial se encuentran entre las más altas del mundo. Pero, como es un mercado enorme, también se ve a sí misma como una potencia reguladora importante para el mundo y espera dar ejemplo, inventar nuevas tecnologías que pueda vender y proporcionar nuevos estándares globales que puedan conducir a una economía neutra en carbono.
Los cientos de páginas de leyes propuestas serán debatidos, e inevitablemente enmendadas, por el Parlamento Europeo y por los estados miembros antes de convertirse en vinculantes para el bloque de 27 países.
En su paquete legislativo presentado el miércoles, la Comisión se centra en gran medida en el transporte, especialmente en los automóviles, cuyas emisiones de CO2 siguen aumentando: en 2035 Bruselas decidió que los coches nuevos (incluidos los híbridos) ya no tendrán que emitir CO2.
A principios del siglo XX, el motor de combustión interna propulsado por petróleo prevalecía sobre los vehículos de vapor y de motor eléctrico, gracias a su practicidad y a las leyes del mercado. Pasados 120 años, las nuevas normas medioambientales decididas por la Unión Europea van a asestar un golpe mortal a esta tecnología. Como se ha indicado, a partir de 2035, ya no será posible comercializar un coche nuevo que emita CO2. El promedio de la vida útil de un automóvil es de 15 años, la fecha límite es parte de la perspectiva de lograr la "neutralidad de carbono" en Europa en 2050.
De hecho, esta revolución ya está en marcha. Renault y Stellantis, el grupo nacido de la fusión entre PSA y Fiat Chrysler, acaban de anunciar su intención de comercializar el 90 % y el 70 % de los vehículos eléctricos respectivamente en Europa en 2030. Fiat, Jaguar, Mini, Volvo o Ford Europe han indicado que en esta fecha habrían abandonado el motor de combustión, Opel para 2028 y Volkswagen para 2035. China, que vio muy pronto la oportunidad que ofrecía el cambio a la electricidad, se ha embarcado en un vasto movimiento del que Europa ha tomado ahora la delantera. Según la consultora Inovev, en los cuatro primeros meses de 2021 se vendieron en todo el mundo 1,5 millones de vehículos eléctricos o híbridos enchufables, 2,6 veces más que en el mismo periodo de 2020— El coche eléctrico Volkswagen ID.3 colocó en Europa durante los cuatro últimos meses de 2020 unas 54.495 unidades, a las que hay que añadir 17.900 unidades más hasta abril de 2021. Aunque su cuota sigue siendo modesta, con el 7,5 % del mercado mundial, esta proporción se eleva al 10 % en China y al 15 % en Europa.
El motor de combustión será cada vez menos rentable. Las enormes inversiones realizadas en nuevos modelos y la fabricación de baterías a gran escala indican claramente la nueva prioridad de los fabricantes. El motor de combustión interna seguirá existiendo en América del Sur, la India, África o el sudeste asiático, pero será cada vez menos rentable comercializarlo. Por otra parte, el motor eléctrico de batería –en lugar de hidrógeno en forma de pila de combustible– parece ser la solución más eficiente para alcanzar los objetivos de descarbonización lo antes posible, en condiciones económicas viables.
Este giro requiere la constitución de una red de carga amplia y fiable. La Unión Europea espera que sus miembros cuadrupliquen el número de estaciones de carga, alcanzando el umbral de un millón en 2025. En este contexto, el ejecutivo de la UE está planificando puntos de recarga de baterías eléctricas cada sesenta kilómetros en las principales carreteras, en todo el Viejo Continente. Hoy en día, el 70 % de ellos se encuentran en Francia, los Países Bajos y Alemania. Bruselas promete en su propuesta 3,5 millones de puntos de recarga disponibles para el público en 2030.
El coche eléctrico plantea también la cuestión del empleo, porque su fabricación requiere aproximadamente tres veces menos de mano de obra. Será necesario crear puestos de trabajo alternativos en la apuesta europea de digitalización, nuevas tecnologías, robótica e inteligencia artificial en general; investigación, innovación y desarrollo científico (básicas, medicina, nuevos materiales, telecomunicaciones, agroalimentaria y forestal etc.); y de adaptación—más que necesaria vistas las recientes inundaciones en Alemania, Bélgica y Países Bajos-- y lucha contra el cambio climático.
Otra cuestión se refiere a la capacidad de los fabricantes para hacer accesible el coche eléctrico al gran público, porque un coche eléctrico cuesta hoy mucho más que un coche térmico. No hay que correr el riesgo de ver el automóvil una vez más convertirse en un producto de lujo como hace décadas. Para ello es preciso una colaboración entre centros de investigación y fabricantes para alcanzar productos competitivos y al alcance de los bolsillos.
Comprometidos en la transformación completa de su gama y amenazados por nuevos competidores (Tesla y marcas chinas), los fabricantes europeos históricos de automóviles tendrán que avanzar a un ritmo forzado en un rumbo que está ahora bien definido por la Comisión Europea.
Mahmoud M. Rabbani
Doctor en ciencias químicas
Director de sustainable development over-seas programme