Seguridad energética: estabilidad económica y competitividad en la UE
Seguridad energética: estabilidad económica y competitividad en la UE
Comienzo mi artículo con una reciente contribución mía publicada en el diario francés Le Monde y en The New York Times: “La actual crisis energética en Europa con altos precios y vulnerabilidad de suministros, especialmente el gas natural, conlleva mayor inflación, la más alta desde hace 40 años en varios países— causada también por menor oferta de alimentos, materias primas, etc. por la Covid-19 y la guerra en Ucrania— y menor competitividad frente a países con menos coste de la energía, como es el caso de Estados Unidos, donde, por ejemplo, el precio del gas es la quinta parte que en Europa. Algo similar ocurre en algunos países asiáticos, principalmente China e India, que consiguen ahora precios más bajos de los hidrocarburos por las atractivas ofertas de Rusia al tener más restringido el mercado europeo por las sanciones a causa de su invasión de Ucrania.”
Europa ha tenido que importar energía a precios mucho más altos que antes de la guerra en Ucrania, al ser interrumpida la mayor parte del suministro de gas ruso— del 45% al 7% del suministro total— y debido al cambio debilitado frente al dólar, la moneda de pago de la factura energética. Los analistas financieros predicen que los precios del gas en Europa durante la próxima década serán significativamente más altos que en los Estados Unidos y en comparación con el período anterior a la guerra. A pesar de la bajada actual del precio debido a un invierno más templado, el ahorro y las reservas; sin embargo sigue siendo cinco veces más alto que hace dos años.
Un gran número de productores europeos de materias primas, como acero, aluminio y vidrio, con una gran dependencia del gas se han visto gravemente afectados, especialmente en Europa Central y Oriental. Muchos procesos industriales dependen directa o indirectamente del gas como fuente de energía. La industria representa el 27% del consumo total de gas en la UE, con una proporción aún mayor en Alemania y Europa Central y Oriental, siendo un pilar fundamental para la economía de la comunidad europea.
El shock energético extraordinario por la interrupción del gas ruso podía haber sido peor si no hubiera sido por las reservas almacenadas y por un mayor ahorro/eficiencia energética a través de ajustes de la industria y en los hogares respondiendo a las nuevas condiciones económicas, reduciendo 20% el consumo. Europa también ha respondido desarrollando suministros alternativos de gas de Noruega, Argelia y Azerbaiyán, y una mayor capacidad de importación de gas natural licuado (GNL). Ha aumentado desafortunadamente también el uso del carbón a pesar de ser un gran emisor de CO2. A corto y medio plazo, las energías renovables y eventualmente la nuclear jugarán un papel más importante en el mix energético europeo.
La expansión de la capacidad de energía renovable se ha acelerado gracias a la fuerte subida de precios. Por ejemplo, la UE duplicó sus importaciones de paneles solares en la primera mitad del año 2022 en comparación con la primera mitad de 2021. Varios gobiernos han reducido las barreras administrativas a la expansión de la energía renovable.
Sin embargo, pasarán años antes de que las energías renovables puedan reemplazar el gas ruso o el GNL. El desarrollo de la capacidad de producción de hidrógeno verde ayudará a reemplazar el gas natural cuando no sea suficiente la producción de energías renovables por cuestiones climáticas y en procesos industriales que requieren altas temperaturas, pero es necesaria tanto la viabilidad técnica como económica en su producción, almacenaje, transporte y uso. Los nuevos riesgos de seguridad y dependencia asociados a esta expansión de la energía renovable, frente a China por ejemplo, deben integrarse en consideraciones estratégicas desde el principio según muchos expertos.
La seguridad energética en Europa es de gran importancia para su futuro económico. La máxima prioridad es mantener la integridad del mercado europeo de la energía y de sus flujos transfronterizos. La seguridad de los flujos de gas es también un componente esencial para mantener la estabilidad económica; se deben tener en cuenta peligros potenciales parecidos a los de las explosiones en Nord Stream I y II en el mar Báltico el pasado 26 de septiembre por un sabotaje.
Las inversiones en infraestructura de gas en el eje Norte-Sur, en Europa Central y Oriental permitirán a los países diversificar sus suministros a través de las infraestructuras de gasoductos de Azerbaiyán y Argelia, entre otros, y el mercado mundial de GNL. Es importante por ello el proyectado gasoducto entre Barcelona y Marsella, H2Med, aparte de aprovechar al máximo los gasoductos, navarro por Larraun y vasco por Irún, que conectan España con el resto de Europa a través de Francia, ya que España cuenta con el mayor número de terminales de GNL en Europa (seis) y gasoductos provenientes de Argelia.
La seguridad del suministro a precios razonables seguirá siendo una prioridad en los próximos años con una feroz competencia en el mercado mundial. Por lo tanto, la reducción de la demanda de energía mediante ahorro/eficiencia y la puesta en funcionamiento de fuentes alternativas, especialmente renovables, siguen siendo fundamentales para la seguridad del suministro. Ahora más que nunca la situación energética requiere una acción conjunta en toda la UE. Es necesaria para ser competitivos y dejar atrás la inflación, y no caer, por falta de acción en todos los frentes, en algo peor, como ocurrió en la primera crisis energética de 1973 con la estanflación (recesión económica e inflación). En 2023, escribió recientemente el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz: la mayor amenaza para la economía podría ser por una falta de acción política adecuada para catalizar un crecimiento sostenible y de la oferta de productos para así reducir la inflación, dando mayor estabilidad social.
Mahmoud M Rabbani
Doctor en ciencias químicas
Director de sustainable development over-seas programme
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