Gran potencial del gas verde en la Unión Europea
La guerra en Ucrania ha puesto de relieve la necesidad de un suministro seguro de gas y de más energías renovables para reemplazar los 155.000 millones de metros cúbicos (mmc) de gas natural importado de Rusia antes de la guerra, con el deseo de una pronta solución pacifica por el bien de la humanidad. La UE tiene un gran potencial para producir un biocombustible renovable, el “gas verde” biometano, a partir de residuos orgánicos provenientes del sector agroganadero y de las personas. España es el segundo mayor productor de residuos agrícolas de los países comunitarios y Navarra es un gran productor por la gran presencia del sector agroalimentario.
Debemos recordar que el llamado biogás se produce por la descomposición anaeróbica (en ausencia de oxígeno) de la materia orgánica (estiércol/purines, aguas residuales humanas, residuos agrícolas y orgánicos, etc.). Sirve para producir directamente calor o electricidad, o transfórmalo en biometano. El biogás consiste en 50%-70% de metano y 30%-50% de CO2. Al eliminar este último y los restos de sulfuro de hidrógeno (que produce el mal olor a "huevo podrido") a través de un proceso fácil y económico, queda metano puro, el sustituto perfecto para el gas natural. Además, el CO2 extraído del biogás original se puede recuperar para obtener más biometano: combinado con hidrógeno en un reactor, en presencia de un catalizador de níquel, sale como gas metano puro. El biometano puede fluir a través de las mismas tuberías e instalaciones de almacenamiento que el gas natural.
El reto del biogás y del biometano es su coste de producción. Es fundamental que los productores agrarios y ganaderos, las depuradoras y los vertederos trabajen de forma conjunta para hacer una buena mezcla de deshechos y reducir los costes en centros de producción adecuados por una mayor viabilidad económica. El biometano producido en los principales centros de producción a menudo cuesta un tercio menos que el ahora costoso natural. En los pequeños centros de producción, los costes son más comparables a los del gas natural, pero al menos el dinero se queda aquí.
La UE tiene gran potencial de producción, pero produce muy poco actualmente, unos 3.000 mmc, como indica la Asociación Europea de Biogás (EBA). Hay en Europa cerca de 19.000 instalaciones, y 725 inyectan biometano a la red gasista. La misma fuente también indicó que la UE, utilizando sus propios residuos, podría producir 35.000 mmc de biometano para el año 2030.
Esta estimación se ha tenido en cuenta en la estrategia oficial de la Comisión Europea, REPowerEU. La instalación de la infraestructura para la producción de este biometano costaría, según la EBA, unos 80.000 millones de euros.
En España hay 129 instalaciones operativas con una producción energética de 2,74 TWh. De las plantas operativas, 46 están asociadas a vertederos, 34 a estaciones de depuración de aguas residuales, 13 al sector agropecuario, 7 al sector del papel y el resto al sector químico, el alimentario y otros. Hay seis instalaciones que convierten el biogás en biometano y lo inyectan en la red de gasoductos. La hoja de ruta del Gobierno estima que la producción de biogás en 2030 puede multiplicar por 3,8 la registrada en 2020 hasta superar los 10,4 TWh. De acuerdo con las previsiones, el 45% de la producción de biogás en 2030 se consumiría directamente en usos térmicos o eléctricos, sobre todo en la industria, mientras que el restante 55% se transformaría en biometano; el 1% del gas que se consuma en 2030 debería tener origen renovable.
Por comparar con un país europeo vecino, Francia depende principalmente de plantas de biogás para transformar la materia orgánica en electricidad o calor (945 en 2021). Es mucho menor el biometano que inyecta en su red de gas, aunque la tendencia va en aumento (365 en la última década, incluyendo 151 en el último año). Al igual que en Alemania, este "gas verde" todavía representa una proporción mínima del consumo de gas en Francia: 0,92% en 2021. La intención es que el biometano represente entre 7% y 10 % en 2030.
Con el biometano, el mundo agrícola puede convertirse en un productor de energía. Es recomendable un "desarrollo equilibrado" del biometano en una escala compatible con las necesidades locales. Esto requiere proyectos de diferentes tamaños y sinergias. Esta producción local en la economía circular tiene efecto positivo. Proporciona a los agricultores ingresos adicionales y una forma de recuperar sus residuos. El residuo de la digestión anaeróbica, llamado digestato, es un abono orgánico rico en nutrientes.
Mahmoud M. Rabbani
Doctor en ciencias químicaDirector of sustainable development overseas programme
Published in a Spanish newspaper on 12 November 2022
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