lunes, 24 de mayo de 2010

Post-Kioto: Rich and Poor Countries

Post-Kioto: países ricos y pobres

Published in the Spanish press

Mahmoud-Mohamed Rabbani Rabbani


DOS mil cinco es el año del desarrollo y de lucha contra la pobreza. También ha sido el año de entrada en vigor, el 16 de febrero, del protocolo de Kioto, de lucha contra el calentamiento de nuestro planeta, en los 141 países que lo han ratificado. Como se sabe, EEUU, país que emite casi una cuarta parte del CO2 mundial, y otros países emisores importantes como China y la India no forman parte de estos países que han comprometido su desarrollo económico con disminuir sus emisiones de gases de efecto invernadero causados por actividades del hombre, mayormente por el consumo de petróleo, carbón y gas, y la deforestación. Este compromiso no cubre más que el 33% de las emisiones mundiales.

En realidad, el protocolo de Kioto representa solamente una modesta reducción de las emisiones de estos gases de efecto invernadero para los países ricos: 5,2% durante el periodo 2008-2012 respecto a sus emisiones en 1990. Esta reducción, incluso aplicada en todos los países ricos como estaba previsto, no bajaría mas que 0'2 grados el calentamiento del planeta previsible para 2100 (1'4 a 5'8, según los científicos de la ONU). Hasta ahora, los países ricos, con solamente el 15% de la población mundial, han sido responsables de más del 50% de las emisiones globales del dióxido de carbono y consecuentemente del mayor daño ambiental. Sin embargo, los países pobres son los más vulnerables ante las consecuencias del aumento de temperatura y el cambio climático: sequías, inundaciones, huracanes, etcétera. El cambio climático es un verdadero obstáculo para alcanzar las metas de la ONU para el desarrollo milenio, en disminuir la pobreza de estos países al 50% para el año 2015. El panel intergubernamental sobre el cambio climático ha estimado que un aumento de 3 grados en la temperatura global puede conducir a una pérdida del Producto Interior Bruto en los países en vías de desarrollo de 2 a 9 por ciento por año, aparte de los efectos devastadores sobre la salud humana, el bienestar y sistemas ecológicos frágiles.

Los países ricos están en condiciones de liderar un proyecto mirando hacia un horizonte que mira mas allá del año 2012.Tienen la capacidad de liderar un proceso de transformación tecnológica, que conlleva un traslado paulatino pero continuo de la producción y consumo energético intensivo a partir de combustibles fósiles hacia el desarrollo y uso de energías más limpias con tecnologías más eficientes en energía. Esta transformación tecnológica no tendría el éxito deseado si no se lleva a efecto también en los países en vías de desarrollo. Para ello, sería preciso una importante contribución de los países desarrollados. No sería realista pedir a los países pobres, donde más de 1,6 mil millones de personas no tienen acceso a la electricidad, llevar las cargas del coste de este necesario cambio tecnológico de energía. Este cambio tecnológico para corregir el cambio climático producido no puede tener fronteras, ya que el cambio climático es global sin fronteras.

Con la entrada en vigor del protocolo de Kioto, ha visto la luz el nacimiento del llamado mercado de emisiones de gases con efecto invernadero. Este mercado tendría que abarcar los países pobres, convirtiendo los movimientos de este mercado en factores de desarrollo sostenible en estos países. Los países pobres podrían ser lugares de forestación y producción de energías limpias para exportar a países desarrollados. Energías limpias producidas en países pobres que sustituyan a energías sucias con emisiones de gases contaminantes tanto en países ricos como pobres.

Sin ello, sería difícil alcanzar metas con mejores resultados para combatir el cambio climático. Si se quiere de verdad combatir el cambio climático, los países desarrollados deberían reducir sus gases de efecto invernadero no sólo 5,2% para el periodo 2008-2012 sino el 75% de aquí hasta el año 2050, tal como indican datos científicos y piden distintas instancias... Así Kioto no puede ser más que un comienzo. Es hora de iniciar un repensamiento fresco sobre qué se puede hacer entre países desarrollados y en vías de desarrollo para sentar objetivos sobre emisiones para post-Kioto para un periodo de larga duración. La meta sería dividir los derechos de emisión de forma igualitaria entre los distintos países en función de garantizar un desarrollo sostenible adecuado para las necesidades de todos. Aparte de convertir el comercio de derechos de emisión en factores de desarrollo sostenible en los países en vías de desarrollo.

Para comenzar, habría que comprometer EEUU, la India y China, para cometidos en conjunto, con el resto de países hasta el año 2012 para continuar con objetivos comunes de minimización para un segundo periodo con objetivos alcanzables, que podría ser durante 2013-2017.

Suministrando información critica ayudaría a muchos países a enfrentarse con las variabilidades climáticas extremas y proteger sus ecosistemas. Tomar iniciativas de desarrollo sostenible que puedan jugar un papel importante en ayudar al conjunto de la población mundial a acercarse a los objetivos del desarrollo milenio puestos por la ONU en el año 2000, que van de bajar al 50% la pobreza extrema hasta detener la expansión del Sida, pasando por dar una educación primaria universal, para el año 2015.

Enfocar con soluciones globales problemas ligados al cambio climático por el efecto de emisiones de gases de efecto invernadero como lo son: las olas de calor y contaminación del aire, expansión de los incendios forestales salvajes- existe capacidad para destruir países y desgraciadamente incapacidad para apagar incendios durante largas semanas, como hemos visto en Indonesia, Brasil e incluso en EEUU y disminución en cosechas. Impactos sobre la salud con cambios en las enfermedades infecciosas y su expansión; condiciones climáticas extremas y variables, generando dificultades para la vida humana, los animales domésticos, viajes, comercio, turismo; y el impacto sobre la biodiversidad a causa de sistemas degradados.

Teniendo en cuenta, como dice Marck Malloch Brown, administrador del Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas, "mientras el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son globales, su efecto debilitante sobre la vida y el bienestar humano es más severamente sentido por los pobres en los países en vías de desarrollo, amenazando décadas de esfuerzos por el desarrollo", la responsabilidad de los países desarrollados es múltiple en su colaboración con los países en vías de desarrollo para reducir los efectos del cambio climático y combatir sus orígenes.

(*) Doctor en Ciencias Químicas y científico que trabaja en temas medioambientales