jueves, 12 de enero de 2023

Great Potential of the Green Gas Production in the European Union

 The first biomethane plant in Ukraine | odessa-journal.com

 

Gran potencial  del gas verde en la Unión Europea

La guerra en Ucrania ha puesto de relieve la necesidad  de un suministro seguro de gas y de más energías renovables para reemplazar los 155.000 millones de metros cúbicos (mmc) de gas natural importado de Rusia antes de la guerra, con el deseo de una pronta solución pacifica por el bien de la humanidad. La UE tiene un gran potencial para producir un biocombustible renovable, el “gas verde” biometano, a partir de residuos orgánicos provenientes del sector agroganadero y de las personas. España es el segundo mayor productor de residuos agrícolas de los países comunitarios y Navarra es un gran productor por la gran presencia del sector agroalimentario.   

 Debemos recordar que el llamado biogás se produce por la descomposición anaeróbica (en ausencia de oxígeno) de la materia orgánica (estiércol/purines, aguas residuales humanas, residuos agrícolas y orgánicos, etc.). Sirve para producir directamente calor o electricidad, o transfórmalo en biometano. El biogás consiste en 50%-70% de metano y 30%-50% de CO2. Al eliminar este último y los restos de sulfuro de hidrógeno (que produce el mal olor a "huevo podrido") a través de un proceso fácil y económico, queda metano puro, el sustituto perfecto para el gas natural. Además, el CO2 extraído del biogás original se puede recuperar para obtener más biometano: combinado con hidrógeno en un reactor, en presencia de un catalizador de níquel, sale como gas metano puro. El biometano puede fluir a través de las mismas tuberías e instalaciones de almacenamiento que el gas natural.

El reto del biogás y del biometano es su coste de producción. Es fundamental que los productores agrarios y ganaderos, las depuradoras y los vertederos trabajen de forma conjunta para hacer una buena mezcla de deshechos y reducir los costes en centros de producción adecuados por una mayor viabilidad económica. El biometano producido en los principales centros de producción a menudo cuesta un tercio menos que el ahora costoso natural. En los pequeños centros de producción, los costes son más comparables a los del gas natural, pero al menos el dinero se queda aquí.  

La UE tiene gran potencial de producción, pero produce  muy poco actualmente, unos 3.000 mmc, como indica la Asociación Europea de Biogás (EBA). Hay en Europa cerca de 19.000 instalaciones, y 725 inyectan biometano a la red gasista. La misma fuente también indicó que la UE, utilizando sus propios residuos, podría producir 35.000 mmc de biometano para el año 2030.

Esta estimación se ha tenido en cuenta en la estrategia oficial de la Comisión Europea, REPowerEU. La instalación de la infraestructura para la producción de este biometano costaría, según la EBA, unos 80.000 millones de euros.

En España hay 129 instalaciones operativas con una producción energética de 2,74 TWh. De las plantas operativas, 46 están asociadas a vertederos, 34 a estaciones de depuración de aguas residuales, 13 al sector agropecuario, 7 al sector del papel y el resto al sector químico, el alimentario y otros. Hay seis instalaciones que convierten el biogás en biometano y lo inyectan en la red de gasoductos. La hoja de ruta del Gobierno estima que la producción de biogás en 2030 puede multiplicar por 3,8 la registrada en 2020 hasta superar los 10,4 TWh. De acuerdo con las previsiones, el 45% de la producción de biogás en 2030 se consumiría directamente en usos térmicos o eléctricos, sobre todo en la industria, mientras que el restante 55% se transformaría en biometano; el 1% del gas que se consuma en 2030  debería tener origen renovable.

Por comparar con un país europeo vecino, Francia depende principalmente de plantas de biogás para transformar la materia orgánica en electricidad o calor (945 en 2021). Es mucho menor el biometano que inyecta en su red de gas, aunque la tendencia va en aumento (365 en la última década, incluyendo 151 en el último año). Al igual que en Alemania, este "gas verde" todavía representa una proporción mínima del consumo de gas en Francia: 0,92% en 2021. La intención es que el biometano represente entre 7% y 10 % en 2030.  

Con el biometano, el mundo agrícola puede convertirse en un productor de energía. Es recomendable un "desarrollo equilibrado" del biometano en una escala compatible con las necesidades locales. Esto requiere proyectos de diferentes tamaños y sinergias. Esta producción local en la economía circular tiene efecto positivo. Proporciona a los agricultores  ingresos adicionales y una forma de recuperar sus residuos. El residuo de la digestión anaeróbica, llamado digestato, es un  abono orgánico rico en nutrientes.

Mahmoud M. Rabbani

Doctor en ciencias química

Director of sustainable development overseas programme
Published in  a Spanish newspaper on 12 November 2022

martes, 3 de enero de 2023

Energy security: economic stability and competitiveness in the European Union

 

Seguridad energética: estabilidad económica y competitividad en la UE

Two large ships pump liquified natural gas while docked at a port with a smokestack in the background.

Seguridad energética: estabilidad económica y competitividad en la UE

Comienzo mi artículo con una reciente contribución mía publicada en el diario francés Le Monde y en The New York Times: “La actual crisis energética en Europa con altos precios y vulnerabilidad de suministros, especialmente el gas natural, conlleva mayor inflación, la más alta desde hace 40 años en varios países— causada también por menor oferta de alimentos, materias primas, etc. por la Covid-19 y la guerra en Ucrania— y menor competitividad frente a países con menos coste de la energía, como es el caso de Estados Unidos, donde, por ejemplo, el  precio del gas es la quinta parte que en Europa. Algo similar ocurre en algunos países asiáticos, principalmente China e India, que consiguen ahora precios más bajos de los hidrocarburos por las atractivas ofertas de Rusia al tener más restringido el mercado europeo por las sanciones a causa de su invasión de Ucrania.”

Europa ha tenido que importar energía a precios mucho más altos que antes de la guerra en Ucrania, al ser interrumpida la mayor parte del suministro de gas ruso— del 45% al 7% del suministro total— y debido al cambio debilitado frente al dólar, la moneda de  pago de la factura energética. Los analistas financieros predicen que los precios del gas en Europa durante la próxima década serán significativamente más altos que en los Estados Unidos y en comparación con el período anterior a la guerra. A pesar de la bajada actual del precio debido a un invierno más templado, el ahorro y las reservas; sin embargo sigue siendo cinco veces más alto que hace dos años. 

Un gran número de productores europeos de materias primas, como acero, aluminio y vidrio, con una gran dependencia  del gas se han visto gravemente afectados, especialmente en Europa Central y Oriental. Muchos procesos industriales dependen directa o indirectamente del gas como fuente de energía. La industria representa el 27% del consumo total de gas en la UE, con una proporción aún mayor en Alemania y Europa Central y Oriental, siendo un pilar fundamental para la economía de la comunidad europea.

El shock energético extraordinario  por la interrupción del gas ruso podía haber sido peor si no hubiera sido por las reservas almacenadas y por un mayor ahorro/eficiencia energética a través de ajustes de la industria y en los hogares respondiendo a las nuevas condiciones económicas, reduciendo 20% el consumo. Europa también ha respondido desarrollando suministros alternativos de gas de Noruega, Argelia y Azerbaiyán, y una mayor capacidad de importación de gas natural licuado (GNL). Ha aumentado desafortunadamente también el uso del carbón a pesar  de ser un gran emisor de CO2. A corto y medio plazo, las energías renovables y eventualmente la nuclear jugarán un papel más importante en el mix energético europeo.

La expansión de la capacidad de energía renovable se ha acelerado gracias a la fuerte subida de precios. Por ejemplo, la UE duplicó sus importaciones de paneles solares en la primera mitad del año 2022 en comparación con la primera mitad de 2021. Varios gobiernos han reducido las barreras administrativas a la expansión de la energía renovable.

Sin embargo, pasarán años antes de que las energías renovables puedan reemplazar el gas ruso o el GNL. El desarrollo de la capacidad de producción de hidrógeno verde ayudará a reemplazar el gas natural cuando no sea suficiente la producción de energías renovables por cuestiones climáticas y en procesos industriales que requieren altas temperaturas, pero es necesaria tanto la viabilidad técnica como económica en su producción, almacenaje, transporte y uso. Los nuevos riesgos de seguridad y dependencia asociados a esta expansión de la energía renovable, frente a China por ejemplo, deben integrarse en consideraciones estratégicas desde el principio según muchos expertos.

 La seguridad energética en Europa es de gran importancia para su futuro económico. La máxima prioridad es mantener la integridad del mercado europeo de la energía y de sus flujos transfronterizos. La seguridad de los flujos de gas es también un componente esencial para mantener la estabilidad económica; se deben tener en cuenta peligros potenciales parecidos a los de las explosiones en Nord Stream I y II en el mar Báltico el pasado 26 de septiembre por un sabotaje.

Las inversiones en infraestructura de gas en el eje Norte-Sur, en Europa Central y Oriental permitirán a los países diversificar sus suministros a través de las infraestructuras de gasoductos de Azerbaiyán y Argelia, entre otros, y el mercado mundial de GNL. Es importante por ello el proyectado gasoducto entre Barcelona y Marsella, H2Med, aparte de aprovechar al máximo los gasoductos, navarro por Larraun  y vasco por Irún, que conectan España con el resto de Europa a través de Francia, ya que España cuenta con el mayor número  de terminales de GNL en Europa (seis) y gasoductos provenientes de Argelia.

La seguridad del suministro a precios razonables seguirá siendo una prioridad en los próximos años con una feroz competencia en el mercado mundial. Por lo tanto, la reducción de la demanda de energía mediante ahorro/eficiencia y la puesta en funcionamiento de fuentes alternativas, especialmente renovables, siguen siendo fundamentales para la seguridad del suministro. Ahora más que nunca la situación energética requiere una acción conjunta en toda la UE. Es necesaria para ser competitivos y dejar atrás la inflación, y no caer, por falta de acción en todos los frentes, en algo peor, como ocurrió en la primera crisis energética de 1973 con la estanflación (recesión económica e inflación). En 2023, escribió recientemente el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz: la mayor amenaza para la economía podría ser por una falta de acción  política adecuada para catalizar un crecimiento sostenible y de la  oferta de productos para así reducir la inflación, dando  mayor estabilidad social.

Mahmoud M Rabbani

Doctor en ciencias químicas

Director de sustainable development over-seas programme